Ofrece su primer concierto virtual por 55 años de trayectoria.

Entre saxofones y violines, bordoneos de guitarra y la marcación del acordeón, se pregunta Amanda Portales “¿Cuánto dolor siento en mi alma?”, mientras abraza ‘Dolor’, la muliza que escribió en coautoría con Marlon Rodríguez, dedicada a las víctimas de la pandemia del covid-19.

“He visto partir a vecinos, familiares, amigos, compañeros artistas que se han ido. Todo eso he querido sintetizar en las letras”, cuenta ‘La novia del Perú’.

Le duele, por ejemplo, no haberse despedido de Eusebio ‘Chato’ Grados, compañero de tantos escenarios compartidos en el Perú y el extranjero. Ambos cantaban letras distintas del ‘Pío, pío’, pero les unía una amistad y un compromiso a prueba de balas por el folclor andino.

La última vez que se vieron en la tarima fue en el aniversario número 54 que Amanda celebró en el teatro de la Universidad Nacional de Ingeniería. Recuerda que una semana antes de fallecer, el cantante la llamó para saludarla por el Día de la Madre.

En voz alta

Amanda Portales participó el domingo pasado en el homenaje virtual por el centenario del compositor y violinista huancaíno Zenobio Dagha (1920-2008), de quien versionó con mucho éxito el huaino ‘Vaso de cristal’ en los años ochenta.

“A los personajes del folclor andino aún no se les da el respaldo y la difusión que merecen. Aún tenemos cierta vergüenza. El Día de la Canción Criolla lo mencionan hasta los programas que no tienen que ver con música, no sucede lo mismo con el Día Mundial del Folclor o el Día de la Canción Andina”, dice en voz alta la artista.

Para ella, “falta mucho por aprender, conocer y ser solidarios para con nuestra gente que hace música andina”.

Bodas de Esmeralda

‘La novia del Perú’ había acostumbrado a su público a un concierto anualmente. Esta vez, por sus 55 años, se animó a ofrecer un espectáculo virtual desde el Teatro Municipal de Lima, donde estará acompañada por las orquestas Selecta Yauyos y Fiesta Andina, además de dos compañías de danzas. El espectáculo durará dos horas.

“Es una experiencia totalmente diferente. Cantar así es como si estuviera grabando un disco. He tenido que pensar que el público está ahí y que le doy las espaldas”, comenta.