Siguió el trabajo iniciado por su madre y se propuso celebrarla y hacer extensivo este homenaje a todas las madres del mundo.
No hay un lugar del planeta donde no se celebre la entrega y dedicación que las madres dedican a sus hijos, y aunque las fechas varíen, este amor que en nuestro país se expresa cada segundo domingo de mayo, aflora sin condicionamientos y en reciprocidad a cada momento dedicado por ellas a hacernos personas fuertes y de bien.
En el Perú la conmemoración es una de las más celebradas del calendario y aunque en muchos casos se haya comercializado más de la cuenta, el sentido de la fecha, que es rendirles homenaje, prevalece por encima de cualquier otra consideración.
Pero, ¿Cuáles son los orígenes de este tributo? La mayoría de historiadores consideran que el origen se remonta a mayo de 1905 cuando Anna Jarvis, quien es reconocida como la fundadora de esta festividad, quiso rendirle un homenaje a su madre, Ann Reeves Jarvis, quien había organizado clubes de trabajo en Virginia, para mejorar las condiciones sanitarias, reducir la mortalidad infantil y cerrar las heridas que la Guerra Civil (1861 - 1865) había dejado entre las familias de la Unión y la Confederación, para lo cual organizó un Día de la amistad de la Madre.
El deseo de Ann Reeves Jarvis era que se dedicara un día a celebrar a las madres. Por eso, cuando muere, el 12 de mayo de 1905, su hija Anna Jarvis se propone celebrar los logros del trabajo de su madre y de todas aquellas que la acompañaron, e inicia una prolífica campaña para establecer el Día de las Madres de manera oficial.
Algunos apuntes históricos señalan que fue en su pueblo natal de Grafton, Virginia Occidental, donde se realizó, tres años después, el 10 de mayo de 1908, la primera celebración oficial. Ocurrió en la Iglesia Metodista Episcopal Andrews, que es considerado el santuario internacional del Día de la Madre.
Como parte del trabajo para lograr que la fecha tenga reconocimiento oficial, Anna Jarvis escribió a muchas personalidades influyentes pidiéndoles que apoyaran su iniciativa. Autoridades y celebridades recibieron la petición, pero ciertamente, no era una tarea fácil de lograr.
Sin embargo, nada la detendría en su afán de establecer una fecha que fuera exclusiva para reconocer el trabajo, sacrificio y amor que las madres derrochaban en la tarea de formar a sus hijos. Lo hizo, además, en homenaje a su propia madre, la activista social estadounidense que en una oportunidad le dijo: "Espero y rezo para que se reconozca un día en memoria de las madres, para celebrar el servicio que prestan a la humanidad en todas las áreas de la vida".
Eso fue para Jarvis, una especie de oración, que siempre tuvo presente.
Así, la lucha para lograr que se oficializara esta fecha, se constituyó en su día a día. Parecía una tarea imposible, pero la tenacidad de Anna logró que incluso algunos sectores que inicialmente veían su petición como poco seria, terminaran aceptándola.
En 1911, muchos de los estados reconocían ya la festividad por la que ella luchaba, pero fue en 1914 que se oficializó, el segundo domingo de mayo, como el “Día de la Madre” en Estados Unidos.
Un hecho curioso que registra la historia, es que Anna Jarvis nunca se convirtió en madre, pero sí gestó un homenaje que hoy celebran millones de personas alrededor del mundo, en honor de sus propias madres.
Otra paradoja que envuelve a esta conquista de Jarvis es que después de lograr el reconocimiento por parte del presidente Thomas Woodrow Wilson, inició una ardua como infructuosa movilización para que el Día de la Madre se dejara sin efecto.
¿Qué había pasado? Los años sucesivos fueron de una terrible decepción para Jarvis al comprobar que la fecha que ella había propuesto para venerar a las madres, era aprovechada con fines comerciales, desvirtuando el propósito inicial por el que luchó y ganó. El ímpetu no le alcanzó a Jarvis en esta segunda lucha, quien falleció en 1948, a los 84 años.