Personal del sitio arqueológico de Pachacamac hace trabajos de prevención desde hace años para sortear fenómenos climáticos.

Desde hace unas semanas las lluvias ocasionadas por el ciclón Yaku han afectado diversas partes de la costa peruana. Sin embargo, casi impertérrito, a un paso de Lima, el santuario arqueológico de Pachacamac ha lidiado las inclemencias sin problemas.

Ernesto Carlín Gereda
ecarlin@editoraperu.com.pe

Denise Pozzi-Escot, directora del museo de sitio de este importante recinto, contó al Diario Oficial El Peruano que para cuidar las edificaciones prehispánicas de Pachacamac cumplen con una serie de normas y protocolos.

Sabiduría ancestral

La arqueóloga señala que el equipo de colegas de campo suyos tiene una rutina diaria para ver en qué situación están las estructuras centenarias de Pachacamac. Gracias a ello, saben con tiempo en qué lugares se está filtrando el agua y de qué manera se puede controlar ello. Relató que en algunos adobes se presenta esta situación, por lo que con tiempo ven la manera de evitar que el daño se consuma.

Pero la especialista indica una particularidad que juega a favor de la conservación del lugar. Las más importantes edificaciones se han hecho en partes altas de la zona.

De esta forma, es imposible que un desembalse del cercano río Lurín o la activación de quebradas aledañas perjudique a estas construcciones.

Pozzi Escot manifestó al Diario Oficial El Peruano que tienen un protocolo diseñado para varios tipos de contingencias. Quienes visiten el museo de sitio de Pachacamac se percatarán de que varios objetos están señalados con marcas azules.

Esta es la forma rápida que tendrán los arqueólogos y demás trabajadores del museo de identificar cuáles son las piezas que deben poner a buen recaudo en primer lugar.

Menciona que hacen simulacros periódicamente para estar bien capacitados con el propósito de cumplir su objetivo.

Suerte

Pero a ello se suma que los recorridos preventivos pueden traer sorpresas. La última se ha dado hace una semana. En uno de los edificios ubicados en la parte alta se encontró una bolsa de tela que contenía cuarzos. Todavía no han tenido tiempo de estudiar la pieza, pero sospechan que es una ofrenda hecha para cuando clausuraron el edificio prehispánico.

De todas formas, la directora indicó que se está haciendo lo mejor posible con el presupuesto que se tiene. Dice que con lo trabajado el riesgo de algún colapso de una estructura se ha reducido a mínimos, pero que no se puede descartar.

250

hectáreas ocupa el santuario arqueológico de Pachacamac.