En los tiempos de Francisco Pizarro
La casa del gobernador Francisco Pizarro, en el siglo XVI, fue construida de una manera sencilla. Tras su muerte manos de los seguidores de Almagro, y durante la ocupación del pacificador La Gasca, surgieron conflictos con los herederos de Pizarro y la Corona Real, pero finalmente, en 1555, se resolvió el asunto con el pago total del arrendamiento de la casa, a la heredera doña Francisca Pizarroy la transferencia a la Real Hacienda.
El primer gran revés llegó con el terremoto de 1586, que dejó la edificación completamente inhabitada y en ruinas. Sin embargo, la perseverancia se impuso, y bajo la dirección del virrey García Hurtado de Mendoza, se reconstruyó y se elevó a la categoría de Palacio.
Lamentablemente, nuevos terremotos en 1687 y 1746 volvieron a golpear al Palacio, forzando a sus ocupantes a trasladarse a la plaza Mayor. Las remodelaciones continuaron durante el Virreinato y en la era republicana.
El año 1886 trajo más desafíos, ya que durante el gobierno de la Reconstrucción Nacional del presidente Andrés Avelino Cáceres, fue necesario reparar los daños ocasionados por la ocupación chilena.
Incendio
Sin embargo, uno de los momentos más críticos en la vida del Palacio fue el devastador incendio ocurrido en 1921, justo en vísperas de las celebraciones del Centenario de la Independencia Nacional. Gran parte de la edificación, incluyendo el Salón Dorado y el Salón Túpac, fue reducida a cenizas. Para continuar con la labor administrativa, el despacho presidencial se trasladó temporalmente a la calle Pescadería.
La reconstrucción inició en 1926, durante el oncenio del expresidente Augusto B. Leguía, comenzó la reconstrucción. En 1927 se inauguró el Gran Comedor, uno de los salones más grandes del recinto. Este fue el primer ambiente de Palacio de Gobierno diseñado en concreto armado.
Su restauración continuó durante el gobierno de Luis Sánchez Cerro, con la culminación del salón de recepciones y salas anexas como el salón de Embajadores y el salón Luis XVI.
El proceso demoró aproximadamente 12 años, pero valió la pena. En 1938, durante el mandato de Oscar R. Benavides, el Palacio de Gobierno fue reinaugurado con una majestuosa fachada diseñada por los arquitectos Claude Sahut de Francia y Ricardo de Jaxa Malachowski de Polonia.
Hoy en día, el Palacio de Gobierno se erige con orgullo como un monumento histórico y arquitectónico, testigo de la grandeza de nuestro pasado y símbolo de nuestra identidad nacional.