Organismo internacional recomienda la aplicación de reglas claras.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) apoyó la implementación de “impuestos solidarios” a las grandes fortunas y las grandes compañías en tiempos de crisis, como la desatada por la pandemia o la invasión rusa de Ucrania.

“En momentos excepcionales, los países podrían considerar medidas como impuestos solidarios que no se apliquen a un solo sector de la economía”, señaló el director del Departamento de Asuntos Fiscales del FMI, Vitor Gaspar.

Viabilidad

Gaspar respondió así a una pregunta sobre la viabilidad de los “impuestos sobre ganancias inesperadas” (windfall taxes), que algunos economistas proponen como forma de enfrentar la difícil situación que viven los mercados energéticos tras la invasión rusa de Ucrania.

Para el experto, un impuesto aislado sobre los beneficios reales de una empresa no es una buena idea, ya que puede socavar la certeza del sistema fiscal y afectar a las inversiones en energía, lo que acabaría por provocar un aumento de los precios en el futuro.

“Si un país decide introducir un impuesto de este tipo, es crítico diseñarlo bien, y asegurar que se aplica sobre una medición clara del exceso de beneficios”, explicó.

Un impuesto solidario que no se aplique a un solo sector de la economía “podría ser considerado con más facilidad parte del contrato social, con los gobiernos pidiendo una contribución adicional en momentos de crisis”, añadió.

El FMI publicó su informe sobre vigilancia fiscal, en el que las autoridades del organismo financiero hacen un llamado a los gobiernos del mundo para que moderen el gasto con miras a la incertidumbre que se prevé a escala global.

Rechazo al control de precio

Las autoridades del FMI se posicionaron en contra de medidas como el control de los precios del gas, ya que tratar de mantener un consumo similar al que había antes de la crisis energética no es sostenible.

Controlar los precios desincentiva la búsqueda de fuentes alternativas de suministro, como las energías renovables, y reduce la cantidad de recursos disponibles para los países en vías de desarrollo, avisaron los expertos.