El primer ministro británico, Boris Johnson, que indignó a sus filas conservadoras con el escándalo de las fiestas celebradas en Downing Street durante los confinamientos, sobrevivió a una moción de censura, pero salió debilitado y aún puede verse empujado a dimitir.

Londres, Reino Unido

AFP

Amenazado desde hace meses por este escándalo, conocido como ‘partygate’, del que durante un tiempo parecía haberse salvado gracias al cambio de foco por la guerra de Ucrania, el controvertido líder británico se enfrentó al veredicto de los diputados de su mayoría.

Al menos 54 de ellos habían pedido un voto de confianza interno, que no se activó hasta ayer, una vez finalizado el Jubileo de Platino, los cuatro días de grandes celebraciones por los 70 años de reinado de Isabel II.

Votación

Pero solo 148 de los 359 diputados conservadores votaron contra el primer ministro, que obtuvo 211 apoyos.

Es un “resultado convincente, un resultado decisivo” que nos “permite como gobierno pasar a otra cosa y centrarnos en lo que realmente importa”, reaccionó el primer ministro, de 57 años, sonriente ante una cámara de televisión.

acusación

Un informe sobre el ‘partygate’, publicado el 25 de mayo, responsabilizó a Boris Johnson de las múltiples infracciones a las reglas anticovid.