Millares de costales de fertilizante llenan galpones, entre tractores y maquinaria, listos para nutrir la siembra... pero son insuficientes. Una guerra a 10,000 km de distancia tendrá consecuencias en Portuguesa, región agrícola considerada el “granero” de Venezuela.
Turén, Venezuela
AFP
No es un caso aislado: la invasión rusa de Ucrania, ambos proveedores de fertilizantes para América Latina, abre una carrera en toda la región.
Rusia es el mayor exportador de fertilizantes del mundo, con ventas de 7,600 millones de dólares anuales en el 2020, según el Observatorio Económico de Competitividad (OEC), prácticamente paralizadas por la guerra y las sanciones internacionales derivadas del conflicto.
Problema
El déficit de urea es un enorme obstáculo. Una buena fertilización marca diferencias: una hectárea de sembradíos de maíz puede producir una cosecha de 10 toneladas, pero esa cifra, dependiendo de las condiciones, puede caer a tres o cuatro toneladas.
Y toda Latinoamérica comparte el problema.
El año pasado, el gigante Brasil importó 80.9% de las 40.5 millones de toneladas de fertilizantes que utilizó y 20% de esas importaciones provenían de Rusia, según el Gobierno. Argentina importó 60% de las 6.6 millones de toneladas que usó y 15% de las compras se hicieron a proveedores rusos.
México, Ecuador, Colombia y Perú también tienen, en mayor o menor grado, dependencia de fertilizantes rusos.
El 3 de marzo pasado, el presidente ecuatoriano, Guillermo Lasso, anunció que su gobierno importará fertilizantes para subsidiarlos ante el “incremento del precio de los insumos agrícolas” por la crisis internacional.
La OEA expresó su “grave preocupación” por el efecto del aumento del precio de la urea en la producción de alimentos en la región. Una resolución señala, basada en cifras del Banco Mundial, un incremento de 178% del costo de los fertilizantes entre marzo del 2021 y marzo del 2022.
Paralizado
El complejo petroquímico de Morón (estado Carabobo), rebautizado por expresidente Hugo Chávez, tiene la capacidad instalada para producir 150,000 toneladas métricas de fertilizantes nitrogenados y fosfatados anuales. Sin embargo, la fábrica está semiparalizada desde el 2017. “Nosotros tenemos dos ingredientes fundamentales: la urea (nitrógeno) y el fósforo, y solo necesitaríamos importar cloruro de potasio”, explica el presidente de Fedeagro en Venezuela, Celso Fantinel. Se exploran alternativas, pero otros exportadores, por la situación de Rusia, han parado sus ventas a fin de reservar fertilizante para sus mercados internos.