Jefe de Estado encabezó ceremonia por el 196 aniversario de esta gesta histórica donde pidió dejar los odios en todos los ámbitos de nuestras vidas.
La independencia sellada por la Batalla de Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824, abrió la posibilidad de construir una república de ciudadanos con igualdad de derechos y de hacer realidad el sueño de un Perú libre y justo para todos, remarcó hoy el presidente de la República, Francisco Sagasti.
También “nos recuerda lo indispensable que es trabajar juntos, dejar de lado los odios, los rencores, los resentimientos en todo ámbito de nuestra vida nacional, sobre todo en la política”, afirmó desde el Santuario Histórico de la Pampa de la Quinua, donde encabezó la ceremonia por el 196 aniversario de la Batalla de Ayacucho.
En ese sentido, invitó a los peruanos y peruanas, ayacuchanos y ayacuchanas, a renovar este compromiso y manifestó que “estamos seguros que en el 2024, cuando se celebre el Bicentenario de la Batalla de Ayacucho, nuestro país estará encaminado, ahora sí de manera firme y continua, a ser más libre, más justo, tal como imaginaron nuestro padres de la patria”.
Durante su discurso, Sagasti anotó que es la primera vez que visita Ayacucho como presidente de la República y sostuvo que “es para mí un gran honor pisar nuevamente este histórico suelo para recordar, junto al pueblo ayacuchano, aquel gran acontecimiento del 9 de diciembre de hace 196 años, que marcó el fin de la larga guerra por la libertad de nuestro país y nuestra región”.
Gesta extraordinaria
“Fue una gesta extraordinaria. Convocó en este suelo, a las fuerzas patriotas del país y del continente, que juntas decidieron entregar su vida por el sueño de ser libres. Una batalla que fue la culminación de un largo proceso de lucha que se inició en el suelo peruano mucho antes que San Martín desembarcara en Paracas y que hizo realidad el sueño de miles de peruanos ilusionados por construir una república de ciudadanos”, remarcó.
Anotó que “fue una batalla que consolidó no solo la independencia del Perú, sino también la de todo el continente”.
“En el escenario donde estamos hoy ocurrió esta gesta histórica que además de eso tiene un complejo simbolismo etimológico e histórico. En primer lugar, porque la batalla de Ayacucho no solo marcó un hito en nuestra historia republicana, sino también transformó el lugar donde se ubicaba”, indicó.
En esa línea, refirió que hasta entonces esa región se denominaba Huamanga y que para conmemorar la victoria patriota, el Libertador Simón Bolívar ordenó, en febrero de 1825, que esta histórica ciudad se denomine Ayacucho y que el departamento del cual era capital también tome ese nombre.
“Es decir que lo que ocurrió en estas pampas, transformó también la identidad de toda una ciudad, de todo de un departamento, para asociarlo con los valores del patriotismo y de la libertad. Pero, por otra parte, Ayacucho también significa ‘rincón de muertos’”, agregó.
“Más recientemente, Ayacucho fue también escenario del terrible ataque que las fuerzas genocidas de Sendero Luminoso emprendieron contra la nación peruana. El terrorismo quiso, malsanamente, convertir a esta región en un escenario de muerte, sangre y dolor. Literal y dramáticamente, quiso convertirla en un rincón de muertos”, señaló.
“Pero más pudo la fuerza vital de los ayacuchanos y ayacuchanas. Ante la agresión del terrorismo, el pueblo organizado logró resistir ante la cultura del odio y de muerte que representaba el terrorismo senderista y recuperar, con gran esfuerzo, la paz. Entonces, más que un rincón de muertos, Ayacucho es un escenario de la resistencia de la lucha por la vida, por la paz, por la libertad”, destacó el mandatario.
“Recordemos también que Ayacucho fue una de las primeras regiones en proclamar su independencia el 8 de noviembre de 1820. Esta acción, un hito significativo en el camino a la libertad, no estuvo exenta de altos costos. Los morochucos, aguerridos representantes del pueblo peruano, fueron atacados por las tropas realistas bajo el mando de José de Carratalá, que incendiaron la ciudad de Cangallo”, indicó.
Valores de la mujer peruana
El presidente Sagasti también sostuvo que es justo y necesario, en momentos como el actual, resaltar el admirable sacrificio de María Parado de Bellido, mujer valerosa que puso como prioridad sus ideales patriotas antes de delatar a sus seres queridos, a los patriotas, pagando con su vida y dando un claro ejemplo de los valores que identifican a la mujer peruana, valentía, compromiso y dignidad.
“La historia de Ayacucho nos muestra con toda claridad que lograr la paz, la libertad y la convivencia armónica, no es una tarea sencilla. Debemos, a veces, luchar y hasta entregar la vida para alcanzarlas”.
“Esta celebración nos encuentra en una batalla nacional contra la muerte, contra la pandemia que nos está causando miles de bajas. Teniendo en nuestra memoria, el ejemplo de Ayacucho, recordemos que la victoria requiere siempre un esfuerzo decisivo, decidido y conjunto de todos los peruanos. Tenemos que luchar unidos”, puntualizó.
Espacio republicano
El jefe del Estado recordó que por su gran simbolismo republicano, en este espacio se lanzó la Agenda de Conmemoración del Bicentenario de la Independencia del Perú y se anunciaron las obras de restauración del obelisco, inaugurado por el sesquicentenario de nuestra independencia hace casi 50 años.
“Este obelisco, de ahora en adelante, lucirá una nueva cara, una nueva faceta, gracias al Ejército peruano y al Ministerio de Cultura. Es un compromiso de nuestro gobierno de transición y emergencia continuar con este trabajo, paras poner a punto este Santuario Histórico para las celebraciones del aniversario de la Batalla de Ayacucho el 2024”, afirmó.
La ceremonia contó con la presencia de la presidenta del Congreso, Mirtha Vásquez; de gobernadores regionales; de alcaldes provinciales y distritales de Ayacucho; de la jefa del Gabinete Ministerial, Violeta Bermúdez; de los ministros de Economía y Finanzas; Waldo Mendoza; de Salud, Pilar Mazzetti; de Comercio Exterior y Turismo, Claudia Cornejo; y de Cultura, Alejandro Neyra.
También estuvo presente el jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, general de Ejército César Astudillo Salcedo; entre otras autoridades militares, civiles y diplomáticas.