Pide políticas destinadas a la transformación de la estructura productiva.
EFE
América Latina y el Caribe recibió 160,721 millones de dólares por concepto de inversión extranjera directa en el 2019, un 7.8% menos que en el 2018, caída que se agudizaría en el 2020 con un desplome estimado entre 45% y 55% como consecuencia del covid-19, informó la Cepal.
En el ámbito mundial, los montos de inversión extranjera directa (IED) se reducirían un 40% en el 2020, y de 5% a 10% en el 2021. De esta manera, en el 2021 la IED alcanzaría su menor valor desde el 2005.
La región latinoamericana es la que tendría la baja más pronunciada, explica el documento de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) presentado esta jornada por la secretaria ejecutiva de ese organismo regional de las Naciones Unidas, Alicia Bárcena.
Desde el 2012, cuando se alcanzó el máximo histórico, la caída de los flujos de inversión extranjera ha sido casi ininterrumpida en América Latina y el Caribe, lo que ha hecho evidente, principalmente en los países de América del Sur, la relación que existe en la región entre los flujos de IED, el ciclo macroeconómico y los ciclos de precios de las materias primas, sostiene el informe.
Al igual que en años anteriores, el estudio muestra gran heterogeneidad en los resultados nacionales y no se registra un patrón subregional: en 17 países hay una caída de las entradas en el 2019 respecto al 2018 y en nueve países hay un aumento.
La caída continua de la inversión se puede apreciar en los últimos diez años en la región.
Liderazgo
En el 2019, los cinco países que recibieron mayores inversiones fueron Brasil (43% del total), México (18%), Colombia (9%), Chile (7%) y Perú (6%).
En Centroamérica, las entradas de IED crecieron únicamente en los países de Panamá y Guatemala.
Mientras que en el Caribe, la IED dirigida a República Dominicana superó la caída del año anterior, Trinidad y Tobago registró inversiones positivas después de tres años de saldos negativos y en Guyana, al igual que en el 2018, se produjo un aumento interanual muy importante impulsado por las inversiones para la explotación de hidrocarburos y sectores relacionados.
Cambio necesario
Bárcena asegura que los aportes que ha hecho la IED en la región han sido relevantes como complemento de la inversión nacional y fuente de nuevos capitales. Además, el estudio destaca también que las políticas para promoverla han de ser parte de un proyecto más amplio que impulse un cambio estructural y permita aumentar la productividad y alcanzar inclusión social, igualdad y sostenibilidad ambiental.
“Urge recuperar el rol de las políticas industriales como instrumento de transformación de la estructura productiva de la región”, remarcó.