• Por constituir una expresión de la identidad cultural e histórica de la comunidad de Huaquina Sapijicani del distrito de Juli.
El Ministerio de Cultura, mediante Resolución Viceministerial N.º 000025-2025-VMPCIC/MC, declaró como Patrimonio Cultural de la Nación a la danza Los Lupakas de la comunidad de Huaquina Sapijicani, del distrito de Juli, provincia de Chucuito, región Puno, por constituir una expresión colectiva de la identidad cultural e histórica de la comunidad.
La danza los Lupakas de Huaquina Sapijicani nace hacia 1939, por gestión de Juan José Jiménez Panti, doctor en jurisprudencia y educador, con la finalidad de recordar a los ancestros del señorío regional de Juli y asegurar su difusión y recreación de tradiciones populares conocidas como folklore.
Esta es una representación de la etnia aimara, que reinó en esta región en tiempos prehispánicos y cuya coreografía y vestimenta aluden a su notoria riqueza y poder, siendo diferente en su origen y propósitos a otras danzas de la rica tradición puneña, cuyos circuitos festivos están tradicionalmente orientados por el ciclo productivo y por el calendario religioso católico.
Actualmente es una de las danzas representadas en la fiesta del Señor de Exaltación del 14 de setiembre, y en la fiesta patronal de la Inmaculada Concepción de Juli, el 8 de diciembre.
Sobre la vestimenta
Las vestimentas de la danza están compuestas por túnicas de bayeta de lana negra de oveja, y por una serie de accesorios en forma de un ajuar compuesto principalmente por monedas antiguas de cinco y nueve décimos de plata.
También presenta diversas piezas de platería, una corona de plata con aplicaciones y plumas de suri por tocado, ojotas o phullqus de cuero de llama por calzado, una q’urawa u honda y pulseras o ampara wak’as de fibras de alpaca trenzadas, accesorios estos que hacen referencia a las guerras que los lupaka tuvieron con pueblos vecinos por razones territoriales y de acceso a recursos.
El conjunto masculino se compone por una túnica o unqhu de mangas cortas, una faja de lana tejida de alpaca, aretes grandes de oro y plata en las orejas, una almilla o camisa blanca de oveja o de llama debajo del unqhu, colgando del cuello lleva una ch’uspa o taleguilla para la coca y de ser posible un pututo o cuerno de vacuno usado como instrumento de viento.
En una mano leva la q’urawa u honda de lana y pulseras o ampara wak’as, ambas de fibra de llama, todas estas piezas están decoradas con monedas antiguas de plata, la corona está adornada con pedrería y llevan pelucas de largas cabelleras.
La vestimenta femenina se compone un urkhu o túnica, más larga que la del varón que, desde el talle hasta la pantorrilla pasa a ser una pollera plisada sujeta a la cintura con una wak’a o faja de la que penden unas pequeñas bolsas de fibra de llama, llamadas qulqi wayaqas o monederos y campanillas de metal.
Sobre este conjunto se luce un ajuar muy profuso de platería, compuesto por ph’ichis o tupus, prendedores y colgajos diversos, con motivos como umantu, qhisi y suchis (peces de laguna), mauris, flores, aves, casas, parcelas y astros como el sol y las estrellas, aparte de las monedas antiguas de plata en accesorios como la faja, los monederos y las pulseras.
La corona de la mujer es más decorada; lleva al cuello una serie de collares de metal dorado y plateado, y pulseras de plata o de piedras en las muñecas. Se cubre los hombros con una urphicha, especie de lliklla o manto para mujer más pequeño, sujeto con un ph’ichi o tupu, dos istallas o inkuñas, mantillas que se llevan dobladas, para portar hojas de coca y alimentos.
Sobre la música y coreografía
La música que acompaña esta danza consiste en una serie de cantos entonados por el mismo conjunto de bailarines. Tiene siete melodías en total, cuyo ritmo es similar al huayno, interpretadas en secuencia. Las letras de las canciones hacen alusión a motivos de la flora y la fauna locales, así como referencias cosmogónicas y a una geografía divinizada. Estos cantos son acompañados por conjuntos instrumentales compuestos esencialmente por guitarra y charango, a los que se suman la mandolina, la quena, el bombo, la tarola y otros.
La vestimenta de los músicos está compuesta por una almilla de bayeta blanca, un pantalón y un chaleco de bayeta negra de lana de oveja, un sombrero blanco también de lana de oveja, fajas tejidas de lana de alpaca con diseños de color natural de la lana y ojotas.
La coreografía de esta danza se compone de una serie de figuras que representan conceptos del orden social y cósmico.
Para esta declaratoria se llevaron a cabo 10 reuniones y talleres de socialización, orientados a la elaboración del expediente y la validación del informe final. En estas actividades participaron la población de la zona, autoridades originarias, portadores de la danza, representantes del gobierno local y la Universidad Nacional del Altiplano, con el respaldo técnico y acompañamiento de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Puno (DDC Puno).