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América Latina dividida: Elección de Maduro quiebra el bloque de gobiernos izquierdistas El rostro de un pueblo desesperado que pide apoyo ante el autoritarismo.
INTERNACIONALES
Publicado en 31/08/2024

La crisis política poselectoral en Venezuela ha tenido repercusiones significativas en América Latina, exacerbando tensiones y alterando las relaciones entre varios países como Nicaragua y sus fuertes críticas a Colombia y Brasil, o el anuncio de Honduras de dar “por terminado” el acuerdo de extradición con Estados Unidos.

 

 

El resultado oficial de las presidenciales del 28 de julio, en las que el Consejo Nacional Electoral (CNE) dio por ganador al presidente Nicolás Maduro intensificó el conflicto interno, pero también comprometió las relaciones de Venezuela con Argentina, Chile, Costa Rica, Perú, Panamá, República Dominicana y Uruguay.

 

El Ejecutivo chavista expulsó a los representantes diplomáticos de esos países en rechazo a sus “injerencistas acciones y declaraciones” sobre los comicios.

 

Mientras sus aliados más cercanos, como Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil, Gustavo Petro en Colombia y Andrés Manuel López Obrador en México han intentado mediar en la crisis, hasta ahora sin resultados, lo que ha generado es que aumenten las presiones y las críticas de un lado y de otro.

 

Lula, cuyo partido fue uno de los primeros en reconocer el triunfo de Maduro, endureció su postura en los últimos días frente al resultado oficial de las presidenciales y se sumó a la mayoría de la comunidad internacional que exige la publicación desagregada de los resultados que certifiquen la victoria del presidente venezolano.

 

El mandatario brasileño se niega a reconocer el eventual triunfo de Maduro y lanza una dura crítica de llevar al caso al Tribunal Supremo de Justicia antes que el CNE resuelva el problema con la participación de veedores internacionales que garanticen un conteo responsable de los votos del 28 de julio.

 

 

Ataques

 

Esa postura llevó a que el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, diera por rotas las relaciones con Brasil tras afirmar que Lula es uno de los mandatarios de la región que ha tenido una “reacción brutal” y “cobarde” por no reconocer el triunfo de Maduro, y que forma parte de los “gobiernos serviles, traidores, arrastrados”.

 

Ortega también arremetió en contra de Petro, de quien dijo que lo veía “como compitiendo con Lula en ver quién va a ser el líder que va a representar a los yankis en América Latina”.

 

Para Fernando Pedrosa, profesor e investigador de la Universidad de Buenos Aires, “Brasil tiene un gran problema. Brasil por un lado presiona, pero tampoco termina de presionar, porque también Maduro está amenazando soterradamente con iniciar un conflicto armado en el Esequibo, en la frontera con Brasil”.

 

La crisis entre Venezuela y Guyana se exacerbó a finales del año pasado después de que Caracas aprobara en un referéndum anexionarse el Esequibo, un territorio de unos 160,000 kilómetros cuadrados, rico en petróleo y recursos naturales, conflicto en el que Brasil tuvo un papel de mediador.

 

“Hace tiempo que en América Latina la polarización no es entre izquierda y derecha, sino entre autoritarismo y democracia. Los principios tienen que ser los mismos independientemente de la ideología”, señaló la directora de la División de las Américas de Human Rights Watch (HRW), Juanita Goebertus Estrada.

 

 

Lealtades

 

El Gobierno venezolano y Maduro “se sienten muy seguros” y en ese sentido están “arrastrando” a sus aliados como Ortega o la presidenta hondureña, Xiomara Castro, afirmó Pedrosa.

 

Este miércoles, Castro ordenó dar por terminado el tratado de extradición con Estados Unidos, luego de que la embajadora estadounidense en Tegucigalpa, Laura Dogu, cuestionara una reunión entre el ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López, quien ha sido sancionado por el gobierno de Joe Biden y funcionarios hondureños.

 

“Se siente fuerte para torear a un gobierno como Estados Unidos, que es un gobierno que ya está en retirada. Siente que es un momento de fortaleza para ella por sus alianzas con Venezuela y otras potencias extraregionales”, opinó el analista argentino que añadió que cuando asuma la nueva Administración estadounidense seguramente otra será la postura del país centroamericano.

 

 

Complejo

 

En la actualidad, el dominio de la izquierda en América Latina es complejo y está marcado por contextos históricos, políticos y económicos internos, por lo que la izquierda en la región no es un bloque monolítico.

 

La región pasa “por un ciclo de dominio de la izquierda con diferencias nacionales y conflictos que tienen que ver con lo nacional”, explicó Pedrosa.

 

“[Gabriel] Boric en Chile lo ha tenido muy claro, por eso no le ha temblado la voz ni ante Maduro y Ortega, ni ante [Nayib] Bukele en El Salvador. Xiomara Castro en Honduras, en cambio, ha optado por alinearse con autoritarios tanto de izquierda como de derecha. Lula, AMLO y Petro están tratando de jugar un papel positivo en la región, privilegiando canales diplomáticos”, señaló Goebertus.

 

Sin embargo, agregó que “el tiempo se agota y van a tener que escoger si terminan alineados con el autoritarismo o si están dispuestos a realmente defender los derechos humanos y el Estado de derecho por encima de lealtades políticas”.

 

La situación en Venezuela también ha generado fuertes debates en la Organización de Estados Americanos (OEA) y otros foros internacionales, en los que no se ha logrado un consenso, lo que evidencia las profundas divisiones en la región sobre cómo abordar y responder a crisis como la venezolana. (Redacción/ EFE)

 

Cifras

27 muertos, incluidos dos militares, y casi 200 heridos es el balance de las protestas.

 

30 años de cárcel afronta Edmundo González Urrutia por los disturbios tras las elecciones, según la fiscalía.

Autoritarismo y democracia

La frase de Juanita Goebertus Estrada, directora de la División de las Américas de Human Rights Watch (HRW), acerca de que América Latina no está dividida en izquierda o derecha, sino en autorismo y democracia grafica mejor lo que sucede en la región en plena segunda década del siglo XXI. 

En la década de 1970, salvo algunas excepciones, el consenso eran los gobiernos militares y al entrar los ochenta, los regímenes democráticos dominaron la escena política. Hoy, no hay gobiernos militares, pero existen todavía algunos que no califican de democráticos porque no creen en la división de poderes autónomos. No toleran la libertad de prensa ni de opinión. Usan a grandes grupos de activos simpatizantes o militantes para someter a una mayoría.  Con prebendas y dádivas ponen a las fuerzas armadas y policiales a su disposición.

Por eso hay una izquierda y derecha democrática y moderna, como hay una izquierda y derecha autoritaria. En este caso, los gobiernos de Venezuela y Nicaragua son ejemplo de una izquierda autoritaria, que cada vez tiene menos en común con los de Chile y Brasil, y hasta se aleja del de Colombia. 

La división de izquierdas y derechas sirvió para graficar las tendencias políticas durante la Guerra Fría. Pero hoy, con la aparición de nuevas potencias mundiales y una ideología marxista marginal, poco sirve para explicar la naturaleza del sistema. 

¿Acaso la Venezuela chavista no tiene un espíritu capitalista cuando busca vender su petróleo a Estados Unidos? ¿O cuando la Nicaragua de Ortega decide abrir una zona libre para que las maquilas con capital estadounidenses se instalen en su país?

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