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Ecuador polarizado: Luisa González y Daniel Noboa en pugna por los votos
INTERNACIONALES
Publicado en 27/08/2023
Se inicia el camino al balotaje, en el que los ciudadanos evalúan las fortalezas de cada propuesta y aún con el impacto que generó el asesinato del candidato Fernando Villavicencio.

 Ecuador se prepara para reeditar la disputa electoral que vivió en el 2006, cuando la familia Noboa se enfrentó al correísmo en las urnas. Ahora son Luisa González, en lugar de Rafael Correa, y Daniel Noboa, en vez de su padre, Álvaro, quienes pugnan por ganarse el favor del electorado en la segunda vuelta presidencial del 15 de octubre.

 

 

González y Noboa superaron a otros seis candidatos el domingo pasado en la carrera por suceder al conservador Guillermo Lasso en la jefatura del Estado hasta el 24 de mayo de 2025, cuando debía terminar su mandato, si no hubiese disuelto el Parlamento e invocado la “muerte cruzada”, forzando así estas elecciones extraordinarias.

 

 

Diferencias

 

Pero el correísmo y los Noboa se medirán en un nuevo escenario: el de un país completamente diferente al de 2006, en el que el temor por la inseguridad y el desempleo no tenían los preocupantes niveles actuales.

 

Los protagonistas también son diferentes: González, de 45 años y la primera mujer en disputar un balotaje, se ampara en la experiencia y fortaleza de Rafael Correa (2007-2017), mientras que Daniel Noboa, de 35 años, ofrece una imagen fresca y alejada del populismo que envolvía a su millonario padre.

 

“Noboa es un candidato joven, deportista, afincado al tema del emprendimiento, los estudios... No es el mismo cuadro [que su padre], posiblemente sí la misma chequera, pero en un contexto completamente diferente”, señaló el analista César Ulloa.

 

Para Ulloa, a Daniel Noboa no se le puede endilgar el pasado político de su padre, quien intentó, sin éxito, llegar por cinco veces a la Presidencia, aunque eso fue una escuela para el ahora candidato finalista, quien estuvo involucrado en los procesos de campaña de su progenitor.

 

La entrada a la política de Daniel Noboa se dio en el 2021 cuando llegó a la Asamblea Nacional (Parlamento), donde también estaba González, quien ocupó varios cargos en el gobierno de Correa.

 

Noboa se postuló a la presidencia por ADN, su propio partido, junto con otros grupos políticos cercanos del expresidente Lenin Moreno (2017-2021), también ex vicepresidente de Correa y ahora su acérrimo enemigo.

 

Precisamente, ese es uno de los achaques que comenzaron a circular tan pronto pasó a la segunda vuelta, pero Daniel Noboa abandera el discurso de la gente nueva, y evade todo tipo de confrontación, una de las razones que lo llevaron al balotaje, en una sociedad cansada de la violencia y la desacreditación entre políticos.

 

Con una carrera empresarial de éxito, a Noboa le cuestionan su poca experiencia en el quehacer público, como le ocurrió a Lasso, al punto de que González ha pedido a la población que vote “bien, con conciencia: ‘No queremos un Lasso 2.0’”, señaló el domingo tras conocer los resultados.

 

 

Outsider

 

Pero Noboa sostiene que “no será la primera vez que un nuevo proyecto le da la vuelta al establishment político”.

 

Ya en el 2006 ocurrió lo mismo con la llegada de Correa, un outsider que venció a partir de allí en las elecciones durante su década de mandato, en la que se denunciaron diversos actos de presunta corrupción.

 

“Habría que pensar si es más fuerte el mensaje de diez años con experiencia y denuncias de corrupción; o no tener experiencia y darle la oportunidad a alguien que está tutelado por su padre, que nunca supimos cómo iba a ser su gobierno”, señaló Ulloa.

 

Pero para la analista Paulina Recalde, la década de gobierno correísta puede ser favorable por la experiencia del manejo de lo público, aunque “eso mismo podría ser su techo, porque se puede asimilar más fácilmente a una clase política que ya ha estado en el ejercicio del poder”.

 

 

Futuro y pasado

 

González mantiene un discurso de perspectiva de futuro, pero anclado al pasado con la recurrente mención a lo que ya se hizo en la década del correísmo en el poder.

 

De hablar fuerte y confrontacional, González sigue la línea del discurso de Correa, mientras que un pausado y sereno Noboa dista del exaltado hablar que muchas veces tenía su padre.

 

Pero aunque Noboa se presenta como una figura fresca, también ha comenzado a apelar a campañas pasadas de su padre, al usar la misma tonada en las propagandas de la campaña, y sus progenitores hacen hincapié al mencionar que él ha participado en labores humanitarias de sus fundaciones, dijo Recalde a Efe.

 

La analista cree que este nuevo enfrentamiento entre el correísmo y la familia Noboa no puede reeditar al del 2006, porque si las dos candidaturas buscan repetir esos lenguajes y estrategias de campaña “podría haber un desenfoque” con el Ecuador de ahora y con las expectativas de la población. 

 

 

 

 

Datos

6.5 millones de votos suman los partidos abiertamente anticorreístas.

 

3.3 millones de votos suman los votos de la correísta Luisa González. (Efe)

Latitud 12


Editor
Fabián Vallas Trujillo

Internacionalista

fvallas@editoraperu.com.pe


Amargo triunfo

La peor pesadilla para el correísmo ocurrió el domingo pasado, cuando su candidata de turno, Luisa González, de Revolución Ciudadana, no pasó la valla del 40% necesario con una ventaja de 10% respecto al segundo lugar para evitar el temido balotaje.

Las denuncias de fraude de Rafael Correa son una evidencia de que conocen muy bien que sus posibilidades de ganar la segunda vuelta electoral el 15 de octubre son escasas o casi nulas. La razón es que el 33.6% de los votos alcanzada por su candidata revela el “voto duro” y consistente del correísmo, pero al mismo tiempo la limitación que tiene para alcanzar nuevas alianzas.

La razón es que el extremo protagonismo del expresidente, autodenominado representante del socialismo del siglo XXI, dividió el país en dos hace 17 años. Según analistas ecuatorianos, una de las razones de la debacle de González se debió a que fue opacada por el mismo Correa durante la campaña. 

Es cierto que el asesinato del candidato Fernando Villavicencio impactó contra el proceso electoral y algunos le atribuyeron, aunque sin pruebas, la responsabilidad al correísmo. Pero el principal daño es que Rafael Correa considera que es el único líder capaz de gobernar en Ecuador. La democracia es la alternancia y el pluralismo político, donde los valores, programas e ideas deben prevalecer sobre el protagonismo del caudillo de turno.

El ascenso de Daniel Noboa es un tema de análisis para los comunicadores políticos y, en especial, para aquellos que se dedican al marketing electoral. En solo una semana, el postulante de ADN pasó de 2.9% de preferencia a 23.4%. Se sostiene que varios factores influyeron en su meteórico ascenso, entre ellos el buen desempeño en el último debate electoral, que lo hizo visible ante una gran parte del electorado que no había tomado una decisión. Otras explicaciones es la demanda de los votantes jóvenes por una “cara nueva” en política y la saturación que genera la polarización entre correístas y anticorreístas.

Aunque en política 1 + 1 no es igual siempre a 2, los anticorreístas casi duplican el número ante los partidarios del expresidente socialista para el balotaje. 

 

Noboa es hoy el gran favorito para ser el presidente de Ecuador, pero solo por los 17 meses que durará su gobierno.

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