El presidente ruso, Vladímir Putin, volvió a poner sobre el tapete la carta nuclear ante la falta de avances en el frente ucraniano y en un intento de obligar a Occidente a renunciar a armar al ejército enemigo.
Putin anunció el acuerdo para el pronto despliegue de armas nucleares tácticas en Bielorrusia justo cuatro días después de exigir a Estados Unidos en una declaración conjunta con el líder chino, Xi Jinping, la retirada de sus arsenales nucleares.
Acusación
En una entrevista con la televisión rusa, Putin acusó a Occidente de intentar torpedear la visita de Estado de Xi, recibido como un salvador en el Kremlin.
Al respecto, Putin negó que Moscú y Pekín tengan una “alianza militar” y sean una amenaza para el mundo, y, en cambio, acusó a la OTAN de crear un “eje global”, similar al que forjó la Alemania nazi con Italia y Japón.
Además de que la Corte Penal Internacional ordenó el arresto de Putin, la Unión Europea anunció el mismo lunes el envío de un millón de proyectiles a Ucrania.
A esto hay que sumar el anuncio del Reino Unido de que suministrará a Kiev munición con uranio empobrecido, que el jefe del Kremlin describió como armamento con “componente nuclear”.
La venganza de Putin no se hizo esperar. Con la excusa del uranio empobrecido, el sábado aseguró que el 3 de abril comenzará la instrucción de los militares bielorrusos para el empleo de armas nucleares tácticas y el 1° de julio estará construido el silo que las acogerá en un país que comparte frontera con Ucrania y la OTAN.
Advertencia
Putin también advirtió a los países de la OTAN que no podrán mantener el ritmo de producción de armamento de Rusia, que producirá y modernizará este año 1,600 tanques, comparado con los 400 que recibirá Kiev de los aliados.
El Instituto sobre el Estudio de la Guerra considera falsas algunas de esas afirmaciones. Manifiesta que la principal fábrica de tanques rusa produce 20 unidades mensuales, cuando el ejército ruso pierde 150 al mes en batalla.
Además, dice que los Abrams estadounidenses, los Leopard alemanes y los Challengers británicos son superiores a los T-55, T-62 e incluso a los T-71 rusos.