La mayoría de las economías recuperaron sus niveles prepandemia, pero no es suficiente.
Las economías de América Latina y el Caribe recuperaron sus niveles prepandemia y la región recobró cierta sensación de normalidad, aunque la economía debe reactivarse para evitar un nuevo ciclo de bajo crecimiento. Las inversiones sociales y en infraestructura pueden convertirse en motores clave del crecimiento y la prosperidad compartida, de acuerdo con el informe del Banco Mundial (BM) Nuevos enfoques para cerrar la brecha fiscal.
Se calcula que el producto bruto (PBI) regional crecerá 3% este año, una tasa mayor a la previsto anteriormente debido al alza en los precios de las materias primas.
Panorama
No obstante, la significativa incertidumbre que recorre el mundo como resultado de la guerra en Ucrania, la subida de las tasas de interés en los países desarrollados y las persistentes presiones inflacionarias impactarán sobre las economías de la región.
La multilateral prevé tasas de crecimiento de 1.6% y 2.3% en el 2023 y el 2024, respectivamente, similares a los bajos niveles observados en la década del 2010 e insuficientes para lograr avances significativos en términos de reducción de la pobreza.
La inflación, que si bien en la mayoría de los países se encuentra en los niveles de las naciones integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), requiere de esfuerzos continuos para que esta descienda al nivel de los objetivos anteriores.
“La mayoría de las economías recuperaron sus niveles prepandemia, pero esto no es suficiente. Los países tienen la oportunidad de reconstruir mejor luego de la crisis y lograr sociedades más justas e inclusivas”, aseguró el vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, Carlos Felipe Jaramillo.

“De poner en marcha las reformas e inversiones necesarias para acelerar el crecimiento, los gobiernos deben encarar los costos estructurales como los años de escolarización perdidos, las vacunas no suministradas y el impacto diferido de la inseguridad alimentaria que la recuperación del PBI disimula”, agregó.
La región está bien posicionada para replantear su trayectoria de desarrollo.
El empleo prácticamente recuperó sus niveles de prepandemia, las escuelas reabrieron y, con excepciones en el Caribe, la elevada tasa de vacunación contra el covid-19 permitió el regreso a la normalidad.
No obstante, las secuelas de la crisis persisten y deben ser atendidas. Si bien la pobreza monetaria descendió del 30% en el 2021 al 28.5% este año, continúa en un nivel alto; además los costos a largo plazo de la crisis en la salud y la educación deben ser subsanados de manera urgente, tanto para reactivar el crecimiento como para mitigar el aumento en la desigualdad.
Fuentes de ingresos
“Manejar la carga creciente de las deudas de la crisis mientras se genera un margen fiscal suficiente para realizar inversiones que promuevan el crecimiento requiere de nuevas fuentes de ingresos que deberán ser cuidadosamente analizadas, así como un mejor uso del gasto. En promedio, se podría ahorrar el 17% del gasto público y, en dos tercios de los países, este ahorro serviría para eliminar los déficits fiscales”, dijo el economista en jefe del BM para América Latina y el Caribe, William Maloney.
El informe plantea que los países deben analizar cuidadosamente sus opciones de gasto público y de política tributaria para favorecer la equidad y evitar potenciales efectos adversos.
Esto incluye mejorar la eficiencia del gasto: en promedio, el 4.4% del PBI o el 17% del gasto público, se disipa en transferencias mal dirigidas, deficiencias en las contrataciones públicas y políticas de recursos humanos ineficientes.
Evolución
De acuerdo con el informe, las tasas de crecimiento previstas para la región fueron mejorando sistemáticamente desde enero, en contraste con las bajas observadas en el resto del mundo. De esta manera, ALC está cerrando la brecha con las previsiones mundiales, a su vez reducidas por la guerra en Ucrania.
Los importadores netos de alimentos, como los países del Caribe y América del Centro, fueron duramente afectados, y el alza en el precio de estos bienes impacta a los hogares de toda la región.
“El alza general de los precios de las materias primas fue una oportunidad para exportadores regionales como Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y el Perú”, dijo el BM.
Avance del empleo
En términos generales, ALC se recuperó de las graves pérdidas de empleo durante la pandemia, aunque nuevamente con una heterogeneidad sustancial entre países.
Algunos de ellos, incluidos México y Argentina, se recuperaron rápido e incluso llegaron a ampliar sus niveles de empleo más allá de las cifras prepandémicas, mientras que otros, como Colombia, aún no se recuperan del todo.
Si bien el informe insignia regional del BM, El empleo en crisis: un camino hacia mejores puestos de trabajo en la América Latina pos-covid-19, halló un patrón de aumento permanente de la informalidad luego de las crisis, en los últimos tres años la distribución de la fuerza laboral cambió relativamente poco para todos los tipos de trabajo. Las cifras de empleo por cuenta propia e informalidad se encuentran en los mismos niveles que el 2019.
Además, el nivel de subempleo en la mayoría de los países es más bajo.