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PARTIDO LABORISTA GANÓ COMICIOS EN NORUEGA La izquierda gobernará en todos los países nórdicos Hoy ya dirige los destinos políticos de Suecia, Finlandia y Dinamarca.
INTERNACIONALES
Publicado en 17/09/2021

 Tras su victoria en Noruega, la izquierda ahora se prepara a gobernar en todos los países nórdicos, un triunfo inédito desde su apogeo en la posguerra, aunque engañoso.

 Hay que remontarse al 2001 para encontrar cuatro primeros ministros socialdemócratas al frente de manera simultánea en Suecia, Finlandia, Dinamarca y Noruega. Si se suma a la pequeña Islandia, un quinteto de izquierda no se veía desde la década de 1950.

 Interpretación

 ¿Luz al final del túnel tras décadas de decadencia o una ilusión fugaz para partidos debilitados? Días antes de las elecciones en Alemania, donde un triunfo del SPD se perfila después de años de estancamiento, la victoria izquierdista en Noruega brinda un soplo de esperanza a una socialdemocracia europea que está, en general, alicaída.

 “Es por lo menos una fractura a la idea de algunos de que los partidos socialdemócratas están hechos migajas”, indicó el probable futuro primer ministro noruego, el laborista Jonas Gahr Støre.

 En su opinión, esta victoria marca el regreso de la socialdemocracia “como fuerza política motriz” bajo una forma “un poco renovada”, que habría encontrado el equilibrio justo entre industria, empleo y clima.

 Para Elisabeth Ivarsflaten, profesora en la universidad de Bergen, los socialdemócratas se beneficiaron sin lugar a dudas de un “espíritu de esta época”, que brega por un Estado más fuerte y menos desigualdades sociales, tendencia acentuada por la pandemia.

 Pero también pudieron contrarrestar con eficacia el avance de la derecha populista, que está en declive en Noruega y Dinamarca.

 “Han reflexionado en forma minuciosa sobre cómo deben lidiar con esta derecha populista, tanto en cuanto a retórica como a estrategia, así como sobre el tipo de política que deben practicar”, juzga.

 A veces lo hacen imitando a la extrema derecha, como es el caso de los socialdemócratas daneses de la primera ministra Mette Frederiksen, que practican una de las políticas antiinmigrantes más duras en el Viejo Continente.

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