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RESISTENCIA Y PUNDONOR Rosbil Guillén no se da por vencido y continúa su lucha en Tokio 2020
DEPORTES
Publicado en 29/08/2021
El paradeportista de Huancavelica buscará mañana la medalla en los 1,500 metros.

A Rosbil Guillén le dicen la Maravilla porque consigue todo lo que se propone. No tiene obstáculos. El paratleta representa al Perú en los Juegos Paralímpicos Tokio 2020 en las pruebas de 5,000 y 1,500 metros planos en la categoría T11, que agrupa a personas con discapacidad visual y por esa razón corre con guías.

 

 

Pero antes de los Juegos de Tokio existía una historia distinta para Guillén. A pesar de nacer en la localidad de Huaytará (Huancavelica), vivió casi toda su vida en Ica junto con sus hermanos. El ímpetu que posee lo hizo buscar nuevos horizontes. Los trazados de la vida lo llevaron hasta Ayacucho, donde comenzó a trabajar en la minería informal. Las cosas se tornaron cuesta abajo para Rosbil producto de una explosión que le hizo perder la vista de manera total en el 2010.

 

Durante su rehabilitación, el paradeportista sintió la necesidad de practicar las disciplinas que tanto le gustaban. Comenzó con el fútbol 5. Cuando parecía haber encontrado su espacio ideal una periostitis tibial, causada por el sobrepeso los hizo parar.

 

Tras su primer fallido intento de hacerse un nombre en el deporte, buscó refugiarse en las carreras y para ello empezó a entrenar con los guías voluntarios “Yo soy tus ojos”. Luego, un largo proceso de aprendizaje le brindó los resultados porque le otorgó la seguridad y la estabilidad que tanto buscaba tras su grave accidente. Eso se pudo apreciar con la obtención de la medalla de oro que ganó en los Juegos Parapanamericanos Lima 2019, en los 1,500 metros planos.

 

 

Buen comienzo

 

Guillén hizo su debut, en el Estadio Olímpico de Tokio, en la final de los 5,000 metros y acabó la prueba en el quinto puesto con un tiempo de 15:35.82, logrando su mejor marca personal.

 

El peruano tuvo como guías a Carlos Miguel Guevara Cayo y Cereceda Ferdinan. La medalla de oro fue para el brasileño Yeltsin Jacques; la de plata para el japonés Kenya Karasawa; y el bronce para el japonés Shinya Wada.

 

Para llegar en su mejor estado físico, Rosbil entrenó en la altura de Junín de manera fuerte porque es un convencido de que con su esfuerzo demostrará que los sueños pueden cumplirse. Ahora aguarda su revancha mañana (19:30 horas del Perú) cuando vuelva a la pista para intentar subir al podio en los 1,500 metros.

 

“Confío en mi capacidad y voy a pelear por una medalla. Sé que los favoritos son atletas de otros países, pero no me siento menos”, asegura.

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